4 DE DICIEMBRE
PERMANECIENDO EN SU PRESENCIA
Leer Salmo 27
Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. (Salmo 27)
“Los malignos” y “mis enemigos” representan nuestros propios pensamientos, nuestros miedos y dudas de toda clase; y en verdad a veces nos acometen como si fueran a “comer nuestra carne.”
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mi se levante guerra, estaré confiado. El salmista reitera su confianza y nos hace reiterar a nosotros, sus lectores, que nuestros corazones tampoco temerán. Cuando puedes decir tranquila y verdaderamente en cualquier hora del día o la noche que “no temerá mi corazón” el mundo no tiene más poder sobre ti. Eres libre. Cualquier tipo de guerra puede ser declarada contra ti, pero estarás confiado y por lo tanto, serás victorioso.
Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová y para inquirir en su templo. Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto. (Salmo 27)
Estos dos versículos constituyen una expresión notable de lo que es a menudo llamado el segundo nacimiento. Cuando has alcanzado ese estado, no permites que cualquier suceso externo te apesadumbre, te atemorice o te hiera, porque sabes que las cosas externas no son sino sombras pasajeras, que no tienen importancia permanente. Esta determinación firme de morar en la casa del Señor, de contemplar su Belleza y aprender Sus Secretos, significa que has sido colocado sobre una roca y que allí tu casa de vida está segura.