El Maestro Jesús, después de haber concedido a Juan -el discípulo- a María, con las siguientes palabras: “Mujer, he ahí a tu hijo”, desde lo alto de la cruz se dirige al discípulo amado, diciéndole: “He ahí a tu madre”. Con esta declaración, revela a María la cumbre de su maternidad: en cuanto madre del Salvador, también es la madre de toda la humanidad. María acoge en silencio la elevación a este grado máximo de su maternidad de gracia, habiendo dado ya una respuesta de fe con su “sí”, cuando el Arcángel Gabriel le anuncia que va a ser la madre de Jesús.
El Maestro Jesús no sólo recomienda a Juan que cuide con particular amor a María; sino que también se la confía, para que la reconozca como su propia madre. Las palabras: “He ahí a tu madre” expresan la intención de Jesús, de suscitar en sus discípulos una actitud de amor y confianza en María, impulsándolos a reconocer en ella a su madre, la madre de todos los estudiantes de la Enseñanza Espiritual de la Nueva Edad.
En la instrucción de María, los estudiantes aprenden, como Juan el Amado, a conocer profundamente las enseñanzas de Jesús y a emprender una íntima y perseverante relación de amor con él, aplicando su instrucción. Los discípulos descubren, además, la alegría de confiar en el amor materno de María, viviendo como hijos afectuosos y prestos al servicio.
HIJO DE LA MADRE MARÍA
La Madre María recientemente comunicó, que ha inaugurado la actividad “Hijos e Hijas de María”, con la finalidad de que cada corriente de vida que desee ser su hijo, una sus energías a Ella, el Maestro Jesús, y al Arcángel Gabriel, para atraer diariamente un recuerdo de nuestro Origen Divino. Si así lo deseas, sólo debes aquietarte y llevar tu atención al corazón y visualizar a la Madre María, y decir con gratitud: “Yo Soy aceptando ser Hijo de la Madre María e incorporar mi energía individual con Ella, Jesús, y Gabriel, para atraer diariamente un recuerdo de mi Origen Divino. Doy gracias a María por aceptarme como hijo”.
Ojalá que todos los estudiantes espirituales, descubran en las palabras de Jesús: “He ahí a tu madre”, la invitación a aceptar a María como madre, respondiendo como verdaderos hijos a su amor materno y vivir según su consagrado ejemplo de servicio.